En declaraciones a Servimedia, Carlos Bravo, responsable de la Campaña de Desarme de Greenpeace en España, subrayó que, si se confirma el incendio de los pozos de petróleo en Iraq, las consecuencias medioambientales serían "muy graves".

En primer lugar, explicó que uno de los principales problemas tras el incendio de un pozo de petróleo es cómo sofocarlo. Según dijo, en la guerra del Golfo en 1991 se tardó un año en apagar en su totaliad todos los incendios producidos en los pozos de petróleo.

"En aquel momento lo que se quemaba diariamente equivalía a tres millones de barriles de petróleo. Fue brutal y si volviera a pasar estaríamos en una situación similar", aseveró.

Otro de las cuestiones a tener en cuenta en la quema de los pozos petrolíferos es que apenas cuatro o cinco empresas tienen experiencia para poder extinguirlos.

Sobre las consecuencias medioambientales, Bravo se refirió, en primer lugar, al calentamiento glbal del planeta debido a la emisión de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera provocada por la quema del petróleo.

Sabiendo que el CO2 es el primer gas causante del problema del cambio climático, una combustión prolongada de una gran cantidad de pozos de petróleo incendiados produciría un considerable aumento de esas emisiones "y, por lo tanto, tendría un impacto añadido en el calentamiento global del planeta", recalcó.

Otro de los peligros es la emisión de subproductos tóxicos y, sobre todo, laemisión de ingentes cantidades de humo que provocarían cambios climáticos y medioambientales importantes.

AUMENTO DE ENFERMEDADES

"Se van a emitir compuestos tóxicos, que son cancerígenos, como los hidrocarburos policíclicos, y la incorporación de estas sustancias en el medio ambiente y, finalmente, en la cadena alimenticia o en el organismo a través de la respiración, va a producir un incremento de enfermedades", alertó.

Asimismo, otras de las sustancias que tiene el petróleo son los compuesto de azufre o los de nitrógeno, también tóxicos y que producen lluvias ácidas. Estas sustancias tóxicas, añadió, se incorporan a través de la respiración a los seres vivos lesionando las vías respiratorias y queman las hojas de las plantas, que se mueren.

Además, al llegar al suelo y al agua éstas se acidifican, "lo que supone otro impacto medioambiental importante, además de los efectos directos sobre los seres vivos".

Tambien el humo que se produce con la quema del petróleo provoca cambios mediombientales y climáticos locales. Según explicó Bravo, en el Golfo se creó una cortina de humo que alcanzó casi 100 millones de kilómetros cuadrados.

A nivel local y regional esas cortinas de humo disminuyen la temperatura y alteran el clima. Asimismo, los vientos las mueven y se produce lo que se denomina lluvia negra.

Por último, el humo, por los componentes que tiene, destruye el ozono y a nivel local se produce una disminución de la intensidad de la capa de ozono sobre la zona. "Con ello aumena el riesgo de los rayos ultravioletas que provocan efectos sobre la salud, incrementando el cáncer de piel, enfermedades oculares y alteraciones del sistema inmunitario", concluyó.