El trabajo realizado en Irak por los expertos de la OIEA en el otoño de 1990 es una inspección reglamentaria de este organismo para salvaguardar la no proliferación de armas nucleares.

Las conclusiones de los técnicos aseguran que las materias nucleares sujetas a vigilancia para evitar la creación de este tipo de armamento, no variaron desde la última revisión en abril del pasado año, "fecha en la que se comprobó que Irak abía justificado la existencia de todas las sustancias sometidas a control".

El informe especifica que las materias atómicas corresponden a dos reactores de investigación situados en Tuwaitha, a unos 24 kilómetros de Bagdad, "ya que Irak no tiene centrales nucleares para la producción de electricidad.