Manuel Balmaseda, analista del BBVA, señaló que, según sus estimaciones, la tasa de inflación podría haber llegado hasta el 3,7%, lo que supone un incremento de una décima respecto al mes anterior.

Además de a la subida de los carburantes, explicó que este "pequeño repunte" se debe a las subidas de precios experientadas por el teléfono, el tabaco y los servicios turísticos.

Balmaseda opinó que lo peor es que la subida del IPC está dejando de ser algo coyuntural y se está convirtiendo en un verdadero problema para la economía, como demuestra la tendencia al alza de la inflación subyacente. Previó, no obstante, que su evolución se moderará algo en lo que resta de año, de forma que 2000 se cerrará con una tasa del 3,5%.

Por su parte, el subdirector del Servicio de Estudios del BSCH, José Rojo, estimó que lainflación se ha mantenido prácticamente estable en agosto y que incluso ha descendido ligeramente hasta una tasa de un 3,5%, una décima menos que en julio.

La razón de este comportamiento es que las bases de comparación de los precios energéticos ya están más equilibradas (hace un año ya se dejó notar con fuerza la subida del petróleo), así como el buen comportamiento de elementos erráticos del IPC como los alimentos.

El BSCH estima que el IPC cerrará el año en el 3,4%, siempre y cuando haya estailidad de precios en la cotización internacional del petróleo. No obstante, Rojo matizó que habrá que estar muy atento al comportamiento de la inflación subyacente.

El dato oficial de IPC correspondiente al pasado mes de agosto será hecho público por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el próximo miércoles, día 13.