Según el BCE, "durante los meses de verano, es probable que la tasa de variación de precios de consumo de la zona del euro siga acusando los efectos del traslado gradual de las subidas de los precios de las importaciones, que fundamentalmente se deben al aumento del coste de la energía y a la depreciación del tipo de cambio del euro registrado con anterioridad".

La autoridad monetaria europea centra su preocupación en el impacto del encarecimiento del petróleo sobre los precios de los cmponentes de los productos no energéticos, y las tensiones que siguen registrándose en torno al precio del barril de crudo.

También señala que el sostenimiento de la tasa de variación de los precios al consumo en la zona euro, se debe a que los aumentos inducidos por el encarecimiento de la energía se están compensando con rebajas los precios de los servicios.

Sin embargo, señala que los últimos incrementos en los precios industriales de la zona del euro "son imputables, en su mayoría, a la eolución de los precios de las importaciones de bienes energéticos" y advierte de síntomas que muestran como dichos aumentos de precios en la industria empiezan a trasladarse a los bienes de consumo.

Como medida preventiva, el BCE señala en su informe mensual que "es necesario poner en práctica urgentemente" las reformas propuestas en el último Consejo de Ministros de Economía de la UE, Ecofín, del pasado mes de junio.

Para la autoridad monetaria europea, si los países del euro quieren sostene el crecimiento económico sin inflación y reducir su desempleo, es "esencial" la moderación en las subidas de los salarios y las reformas de los mercados de trabajo, productos y servicios.

Por su parte, el BCE asume su responsabilidad de vigilar con atención en la actual fase económica, el fuerte crecimiento de la liquidez que existe en la economía del euro, como factor que puede favorecer el consumo y los comportamientos inflacionistas.