El candidato socialista superó los 175 votos que marcan la mayoría absoluta gracias a los 164 votos del PSOE, los ocho de Esquerra Republicana de Catalunya, los cinco de Izquierda Unida-ICV, los tres de Coalición Canaria, los dos del Bloque Nacionalista Galego, y el de Chunta Aragonesista.

Los 148 diputados del P votaron en contra, mientras que los diez de CiU, los siete del PNV y las diputadas de Eusko Alkartasuna y de Nafarroa Bai optaron por la abstención.

El debate de investidura, que había comenzado a mediodía del jueves, se cerró con la intervención del portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Después, se llamó a votación, que se realizó de vida voz desde el escaño por orden alfabético a partir de un nombre sacado por sorteo por la secretaria primera de la Cámara, y que resultó ser el popular uan Carlos Vera.

Los cuatro secretarios de la Mesa del Congreso fueron leyendo uno a uno los nombres de los diputados y repitiendo ante el micrófono la opción de cada uno de ellos para su anotación por los servicios de la Cámara.

Los flashes de los fotógrafos se dispararon cuando el secretario general del PP, Mariano Rajoy, se levantó para proclamar su "no" y, momentos después, cuando el propio Rodríguez Zapatero hizo lo mismo para pronunciar un "sí".

Los últimos en votar, como es habitual, os miembros del Gobierno en funciones que también son diputados y que ocupaban por última vez la bancada azul, y los de la Mesa del Congreso.

La anécdota saltó cuando el diputado socialista Agustín Jiménez Pérez se vio obligado a votar el último, ya que su nombre había sido saltado por los secretarios de la Mesa.

Finalmente, el presidente del Congreso, Manuel Marín, proclamó el resultado y, a la vista de la mayoría absoluta favorable, consideró otorgada la confianza de la Cámara al candidato, Jos Luis Rodríguez Zapatero.

En ese momento los diputados socialistas rompieron su contención e irrumpieron en aplausos puestos en pie, que su líder tardó unos segundos en secundar, permaneciendo más sereno que la mayoría de sus compañeros.

Diputados de otros grupos también se levantaron para expresar con aplausos o sin ellos su aprobación al nuevo presidente, mientras los electos del PP permanecían sentados en sus escaños, muchos de ellos con rostro visiblemente serio.

Delante de todos ellos pro sin poder votar, ya que no es diputado, y sentado por última vez en su escaño, el presidente en funciones, José María Aznar.

Una vez que Marín levantó la sesión y el líder socialista recién investido descendió la escalera para salir del Hemiciclo, recibió el saludo del propio Aznar; de su contrincante en las elecciones, Mariano Rajoy, y de todos los ministros en funciones.

A continuación, fue interceptado por prácticamente todos los diputados, que quisieron saludarle y, en muchos casos, feliciarle personalmente.

Con algunos sólo intercambió un breve saludo, con otros conversó unos segundos, como José Antonio Labordeta, de Chunta Aragonesista, y de muchos recibió efusivos abrazos, como del presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, que asistió a la votación desde la tribuna de invitados.

Finalmente, Rodríguez Zapatero pudo conversar unos segundos con el presidente del Congreso, Manuel Marín, y salir al pasillo central del Palacio, donde compañeros y multitud de infomadores le esperaban.

Una vez obtenida la confianza mayoritaria de la Cámara, Manuel Marín comunicará el resultado de la votación al Rey Juan Carlos para su publicación en el BOE, y el nuevo presidente jurará posteriormente su cargo ante el monarca.

En su última intervención en el debate de investidura, en su respuesta al portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, Rodríguez Zapatero se comprometió a gobernar "para todos, pensando en el interés general, con respeto y humildad".

"Tengo plen confianza en nuestra sociedad. Por eso tengo el convencimiento de que para los españoles y españolas lo mejor está por venir", proclamó.