El sistema cuenta con el apoyo de la Organización Nacional de Ciegos (ONCE) y de los departamentos de Bienestar Social del Ayuntamiento de Vitoria y de la Diputación Foal de Alava.

Alvaro Arrispe y su socio Julio Domingo han conseguido mecanizar en su taller los relieves de esta escritura sobre un soporte adhesivo, que permite su inclusión en cualquier etiqueta.

La ONCE ha elaborado un informe oficial reconociendo la idoneidad del invento, ya que hasta el momento las inscripciones en braille se realizaban mediante un proceso casi artesanal.

Los dos técnicos iniciaron los trabajos para idear un sistema de inscriciones en braille de forma industrial, al conoer que las rotulaciones táctiles de un local frecuentado por ciegos estaban elaboradas por sistemas mecánicos de escasa capacidad.