La encuesta planteó una lista de diez riesgos con eventuales consecuencias económicas y pidió a los encuestados que les diesen una puntuación de cero (mínima preocupación) a diez (máxima preocupación).

Quedarse inválido o dependiente es lo que más inquietud produce, al alcanzar 9,16 puntos, por delantede sufrir una enfermedad grave (9,13), el incendio de la casa (8,52), sufrir un accidente de tráfico (8,51), no tener dinero para vivir dignamente tras la jubilación (8,09), sufrir un robo en el hogar (8,05), el temor a la muerte (8), quedarse en paro (7,37), ser víctima de un robo en la calle (7,21) y tener un accidente casero (6,67).

El director de Comunicación de UNESPA, Miguel Ángel Vázquez, explicó que los resultados de esta encuesta difieren mucho de los sondeos del Centro de Investigaciones Socológicas (CIS) porque es diferente preguntarle a alguien por sus inquietudes personales o por sus preocupaciones como ciudadano.

Destacó también que las mujeres se muestran más preocupadas que los hombres en todos los apartados planteados en la encuesta. A juicio de Vázquez, eso es algo que, en el caso de la invalidez, debería ser "preocupante para los hombres, ya que significa que los varones piensan que, si se quedan dependientes, alguien detrás de ellos (cónyuge o familiar) les cuidará, pero las mueres no sienten lo mismo".

En el caso de los accidentes de tráfico, la preocupación de las mujeres es un 12% mayor que la de los varones, lo que refleja que ellas conducen con más precaución y se traduce en que tienen menos siniestros.

La inquietud por los riesgos vitales con costes económicos crece con la edad, salvo, paradójicamente, la preocupación por el fallecimiento, que es mayor entre quienes tienen 18 y 24 años que entre los que han superado los 65.

Según Vázquez, esto se debe a que l fallecimiento "no es sólo un temor personal, sino también económico, por las personas que dependen de nosotros; por ello, esta preocupación es mayor en la gente de edad más corta que en los mayores cuyos hijos y familiares ya no dependen de ellos".

El estudio de UNESPA incluye también un apartado que muestra que, para protegerse de todos estos riesgos, los españoles confían primero en si mismos (38,8%), después en la contratación de un seguro (26,9%), luego en la ayuda de un amigo o familiar (18%) y por último, en la protección del Estado (8,5%).