Según informó hoy el departamento que dirige Jesús Caldera,los jóvenes españoles ven menos la televisión, escuchan más la radio y música y, especialmente, dedican más tiempo que el resto de los ciudadanos a actividades relacionadas con la cultura.

La inmersión cultural más importante de los españoles viene a través de la televisión. A esta práctica los jóvenes dedican semanalmente una media de 12 horas. Una cifra que ha ido descendiendo en los últimos ocho años -en 1984 dedicaban más de 14 horas- quizás debido al incremento del grado de ilustración, de las alternativas de ocio y del número de trabajadores y parejas emancipadas que hay entre los jóvenes.

Los jóvenes con título universitario que trabajan y estudian y están situados a la izquierda política son los que más leen. En cambio, el núcleo formado por los que tienen estudios primarios, trabajan, están casados, no tiene ideología y viven en el ámbito rural, son los que menos tiempo dedican a esta práctica. No obstante, un 39% de los jóvenes afirma leer todos los días frente a un 31,7% de adultos que también lo hacen.

El acceso a la información a través de Internet se ha convertido en una de las grandes fuentes de información y de inmersión cultural para los jóvenes en los últimos años. Además, este medio es el único que está creciendo y reemplazando a otras fuentes -televisión, lectura, radio e incluso el cine o la música que se "baja de Internet"-.

Concretamente, desde el año 2000 se ha duplicado el número de jóvenes que acceden a la red a través de su propio ordenador, pasando de un 22% a un 41% en 2004.

Las prácticas culturales se encuentran entre las actividades de ocio preferidas por los jóvenes. Escuchar música, ir al cine y ver la televisión están entre las cinco actividades más desarrolladas en los ratos de recreo de la juventud española.

Los datos de la encuesta del Informe Juventud en España 2004, realizada entre un universo de más de 5.000 jóvenes de 15 a 29 años, resuelve que los itinerarios de la información están pasando de la pasividad televisiva hacia soportes culturales más activos, sin olvidar la reciente eclosión de Internet.

Con todo esto podemos concluir que la educación formal no sólo proporciona una determinada titulación y destrezas, sino también una actitud diferencial en relación a la adquisición de nueva información y de prácticas culturales.