El acto estuvo presidido por Benigno Pendás, presidente del Instituto de España, quien glosó en su intervención algunas de las cualidades más relevantes del galardonado.

Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española (RTAE), fue el encargado de pronunciar el discurso sobre la semblanza de la vida académica de Pere Gimferrer, quien ingresó en la RAE en 1985 -cuando apenas contaba con 39 años-,y glosó un recurrido sobre algunas de sus principales obras y lo que ésas supusieron en el mundo literario.

Su obra, añadió Muñoz Machado, se ha caracterizado “por su capacidad para renovarse y cambiar, sin contradicción, fuera de convencionalismo e inmerso en la experimentación y la libertad”, y con todo ello “ha contribuido de forma contundente a establecer el rumbo de la cultura en España de finales del siglo XX y principios del XXI”.

Por ello, concluyó el presidente de la RAE, el homenaje que le ha rendido el Instituto de España no se debe sólo al requisito protocolario de antigüedad académica, sino también “a la magnífica excelencia de su obra, tan sobresaliente y extraordinaria en catalán como en castellano, en prosa, en verso y en cualquiera de los géneros a los que se ha acercado”, y parafraseando al Juan Goytisolo , un intelectual “capaz de renovarse y cambiar sin desdecirse de sí mismo. Pocos autores son capaces de tanta apertura y profundidad”.

Por su parte, Gimferrer recordó que ingresó en la RAE cuando ésta se encontraba “en vías de transición interna y externa y que el trato personal con algunos académicos “me conminó aún más a la responsabilidad de la palabra, desde las jornadas -elección y discurso en un mismo año.- del ahora recordado 1985 .

También recordó su asistencia al Instituto de España en 1988, cuando se conmemoró su cincuentenario, acto que estuvo presidido por el en Rey Juan Carlos, en compañía de Antonio Buero Vallejo, tres años después de su ingreso en la RAE.