La inexistencia de un estado palestino soberano, que reconozca y certiique la ciudadanía de sus súbditos, es la trama elegida por los inmigrantes ilegales, que al mismo tiempo intentan obtener el estatuto de refugiado político, alegando persecución ideológica en Israel.

Ante tal avalancha de supuestos palestinos, la Policía ha de identificar a los inmigrantes ilegales mediante procesos dactilográficos, cuyos resultados son posteriormente cotejados con las muestras dactiloscópicas de las embajadas magrebíes en España, así como de la Interpol.

Este procedimiento invetigador de la Policía española revoca, casi en todos los casos, las declaraciones prestadas por los inmigrantes en el momento de su detención, con lo que lo único que consiguen es prolongar los trámites de expulsión.

La mayoría de los inmigrantes ilegales -un 80 por ciento- alcanzan las costas andaluzas utilizando pateras, mientras que los que ponen como excusa motivos de estudio sólo representan un 4 por ciento de los casos. El resto de las detenciones por estancia ilegal en el país se producen al caucar los visados.