El estudio "Actitudes hacia los inmigrantes", realizado por Análisis Sociológicos, Económicos y Políticos (ASEP), y dirigido por el sociólogo Juan Díez Nicolás, se h publicado en la colección del Observatorio Permanente de la Inmigración, y en un CD-Rom presentado hoy.

Díez Nicolás destacó las conclusiones generales del trabajo, en el que se demuestra que el grado de xenofobia de los españoles es "enormemente bajo", sobre todo si se compara con el resto de los países, si bien advirtió que el hecho de que el "stock" de extranjeros sea muy pequeño "hace pensar en la hipótesis de que cuando aumente también lo hará la xenofobia".

El ministro de Trabajo y AsuntosSociales, Javier Arenas, subrayó que el balance del estudio es "positivo" y que debe suponer un acicate "para que sigamos luchando contra el racismo. No debemos relajarnos en nuestra actitud", advirtió.

"Tenemos el compromiso de la integración social y la lucha por la defensa de la inmigración, y nos queda mucho por hacer hasta que no haya nadie que tenga actitudes xenófobas", dijo Arenas.

El trabajo analiza la evolución de las actitudes xenófobas de la sociedad española desde 1991 hasta 1997, y eñala que se ha ido reduciendo progresivamente en este periodo de tiempo. En la encuesta del 97, un 65 por ciento de los encuestados se sitúa en posiciones "nada" o "muy poco" xenófobas.

Son los españoles con más nivel educativo, los más jóvenes y los que más han viajado al extranjero los que se muestran más tolerantes y favorales ante el fenómeno de la inmigración.

Asimismo, en las comunidades autónomas donde se da una mayor presencia de inmigrantes -Andalucía, Canarias, Cataluña, Madrid y Valenia- los españoles muestran niveles más bajos de xenofobia que los residentes en la regiones con menos inmigración.

El informe destaca que, aunque el 65 por ciento de los españoles está a favor de la integración de los inmigrantes en la sociedad española, en cuestiones más concretas como el trabajo, la actitud está equilibrada entre los que consideran que los inmigrantes procedentes de países menos desarrollados no contribuyen a aumentar el paro (47%) y lo que opinan que sí (46%).