Tras reconocer que ella misma se dio cuenta, al verlas transcritas, de que sus afirmaciones podían dar lugar a interpretaciones negativas, asegura que siempre ha creído que "ante un hecho migratorio la única política válida era la de integración, tanto desde el punto de vista social como humano".

"Siempre he reclamado que nuestra sociedad fuera acogedora y diera un trato justo a la inmigración (...), un trato que, además, permitiera l promoción de las personas. De todas las personas. Y siempre he pedido que se explicara a los recién llegados cuál es el país que les recibe, que se les facilitara la comprensión sobre qué es Cataluña", agrega.

Tras hacer estas precisiones, Ferrusola aboga por que Cataluña no pierda su forma de ser. "Pero cuando la inmigración es muy elevada, esto sólo es posible si la gente del propio país mantiene con convicción la propia identidad y al mismo tiempo la hace accesible a todos los habitantes, cualquiea que sea su origen".

Finalmente, afirma que "con mis palabras no pretendía herir ningún tipo de sensibilidad" y lamenta que "mi imagen y pensamiento se han asociado a la intolerancia y a la xenofobia (..), una imagen que no se corresponde con la que yo -y la gente que me conoce- tengo de mí, ni con mi trayectoria personal".