Fernández-Miranda, que tomó hoy poseión de su cargo ante la cúpula del Ministerio del Interior, recordó que la creación de la Delegación del Gobierno para la Inmigración fue un compromiso que adquirió el presidente del Gobierno, José María Aznar, en el debate de investidura.

Explicó que el objetivo de esta delegación es desarrollar, impulsar y coordinar políticas de integración de los extranjeros en los próximos cuatro años. En definitiva, señaló, se hará una política dirigida a seres humanos, como titulares de derechos.

Fernández-iranda, que utilizó la fórmula del juramento, anunció que pedirá al Gobierno una respuesta al unísono a los problemas que plantea la inmigración.

EMPLEO DIGNO

Tras recordar las bajas cifras de natalidad que se registran en España y la necesidad de mano de otra extranjera, señaló que España debe ser capaz de ofrecer a los inmigrantes "puestos de trabajo dignos".

Asimismo, afirmó que hay que luchar contra las mafias que trafican con seres humanos, adaptar nuestra legislación a la Unión Europea e mpulsar la cooperación al desarrollo para que estas personas puedan retornar a sus países.

Por su parte, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, destacó la "brillantez" de Enrique Fernández-Miranda en su anterior cargo como vicepresidente primero del Congreso de los Diputados, y subrayó que se abre una "oportunidad histórica" para afrontar el fenómeno de la inmigración y "no cometer los errores que han cometido otros países de la UE".

Según el ministro, la inmigración constituirá "el problem número uno de convivencia" en las próximas décadas, y destacó que el objetivo del nuevo delegado del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración es consolidar la convivencia en España y evitar la xenofobia.

Finalmente, Mayor Oreja consideró que la bonanza económica y la Ley de Extranjería han provocado un efecto llamada que hay que tratar de solucionar, al tiempo que señaló que el Gobierno tiene que ser "implacable" a la hora de combatir las mafias que trafican con personas.