En una entrevista publicada por el diario "El País", Vitorino apunta que "es muy difícil dar reglas generales", pues cada país requiere un mano de obre diferente, por lo que tras la cumbre de Sevilla se ha propuesto un "método de coordinación muy flexible según el cual cada Estado definirá el número de inmigrantes legales que acepta en su territorio, su perfil, cualificación, origen...".

"El asunto del territorio de origen es muy delicado", agregó. "No es legítimo discriminar por el origen, pero reconozco que inmigrantes con lazos culturales y lingüísticos son un factor de estabilidad". A su juicio, "hay que ser fieles a los valores y lchar contra todas las tendencias racistas y xenófobas".

En este sentido, recalcó que "la política de integración debe basarse en un contrato en el que se reconozca y acepte la diferencia y, a la vez, deje claras las obligaciones y el respeto a nuestros valores comunes: los derechos humanos, las democracias pluralistas o la igualdad entre hombre y mujer. La integración pasa, sin transigencia alguna, por la aceptación de esos valores".

El comisario opinó que la UE se ha apresurado ahora a tomar com prioridad la política de inmigración porque "algunos acontecimientos recientes como el ascenso de la extrema derecha en Europa o el efecto mediático del camión con medio centenar de chinos muertos encontrado en Dover y los desembarcos masivos en Italia o España han acelerado la adopción de medidas comunes. La cumbre de Sevilla ha creado un marco nuevo para actuar con mayor rapidez".

EN NOMBRE DE LA DIGNIDAD

Vitorino agregó que el fenómeno de la inmigración ilegal es "preocupante. Cada año entran enla UE 500.000 inmigrantes ilegales. Y no intervenimos sólo en pro de la seguridad en Europa, sino también de los propios inmigrantes, controlados muchas veces por organizaciones criminales. La lucha contra la inmigración ilegal es una lucha en nombre de la dignidad de los inmigrantes".

"Necesitamos inmigrantes y hay oportunidades de trabajo, pero a la vez los europeos dicen en las encuestas que hay demasiados inmigrantes. Esa paradoja sólo se puede superar con la política y la pedagogía. Los europeos ienen que aceptar una inmigración regulada".

Para ello, insistió en que es necesario "explicar que nuestras sociedades están cambiando, que somos cada día más multiétnicos y multiculturales. Y las redes criminales no son sólo un fenómeno alejado de nuestras fronteras: son dirigidas muchas veces desde la UE".

En cuanto a la dureza de las políticas contra la inmigración que se han puesto en marcha desde los atentados del 11-S, apuntó que "comprendo la reacción de los Gobiernos porque hay un problem. Pero debe haber equilibrio entre represión y colaboración. Una política sólo para garantizar la seguridad no soluciona los problemas. Y tampoco la visión ultraliberal de puertas abiertas, que considero equivocada y potencialmente trágica".

El comisario europeo de Justicia e Interior concluyó que "estoy en contra de todas las demagogias y sé que una política de inmigración legal no va a acabar con la ilegal. Pero una política de inmigración con reglas claras da a los inmigrantes la oportunidad de intgrarse y a nosotros, más seguridad".