Así se afirma en el informe, tituado "El impacto económico de la inmigración", realizado durante ocho meses por el Comité de Asuntos Económicos de la Cámara de los Lores, del que forman parte dos ex ministros de Hacienda, según informó la BBC.

Este estudio asegura que el Gobierno debería establecer el número de inmigrantes que deben entrar cada año en el Reino Unido y un conjunto de normas claras para cumplirlo.

Los autores del informe afirman que la presión demográfica que supone la inmigración ha contribuido a encarecer los pisos. Pronostican, a este respecto, que si la inmigración neta de 190.000 personas por ejercicio continúa durante los próximos 20 años, eso aportaría un encarecimiento del 10% en el precio de la vivienda.

"La evidencia disponible", afirman, "sugiere que la inmigración ha tenido un pequeño impacto negativo en los trabajadores con sueldos más bajos del Reino Unido y un pequeño impacto positivo en los ingresos de los trabajadores mejor pagados".

A su juicio, emplear el PIB como medida de la contribución económica de los inmigrantes es "irrevelante y engañoso", y la magnitud económica que debería manejarse es el PIB per cápita. "Nuestra conclusión general es que los beneficios económicos positivos de la inmigración neta son pequeños o insignificantes", aseguran.

A la vista de estas conclusiones, lord Wakeham manifestó que, "mirando hacia el futuro, si hemos tenido ese incremento en número y no hemos obtenido ningún beneficio económico de ello, tendremos que preguntarnos ¿es esto lo más inteligente que podemos hacer?".