Pilar de Borbón fue recibida poco después de las diez de la mañana en la compostelana plaza del Obradoiro, por las primeras autoridades cviles, militares y religiosas de Galicia, con los que compartió, en la Catedral de Santiago, la ofrenda al Apóstol, que el año pasado recayó en el Principe Felipe.

El arzobispo de Santiago, monseñor Rouco Varela, abogó en su discurso de respuesta por un rearme moral de Europa para lograr una mayor protección de la familia. "La presente obra histórica de la Humanidad reclama de Europa y de España un cambio urgente de talante, una verdadera reconversión moral y espiritual", dijo.

Rouco Varela se reirió a la peregrinaciones previstas para el año Santo 93, como la forma de "encontrar juntos las raíces comunes y contribuir decisivamente a la futura construcción de la Unidad de Europa, en paz, en justicia, en fraternidad generosa en servicio de los pueblos más necesitados de la tierra".

El arzobispo compostelano incluyó en su homilía una referencias a la guerra en Yugoslavia, un conflicto que "nos quema el alma y abochorna nuestra conciencia" , añadiendo si "no nos es posible a nosotros, a la Comundad de la Europa del Bienestar, ser más generosos y más eficaces para aportar ayudas en todo orden para construir la paz".

Rouco Varela rogó por la protección de todos los que participan a partir de hoy en los Juegos Olímpicos, e hizo una velada llamada a la unidad al definirlos como "los Juegos que se inauguran en Barcelona, en nuestra patria".