Discapacidad intelectual
Inés y Albert son novios gracias a la primera app de citas para personas con discapacidad intelectual
- Dinder Club es cognitivamente accesible y está operativa en Barcelona, Girona, Tarragona y pronto en Lleida con más de 800 usuarios
- Este viernes se celebra el Día de San Valentín, que conmemoran las personas enormadas
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Inés Escobar es una estudiante de Educación Secundaria de 25 años y Albert Fuertes (con un año menos) es un empleado de la Seat en Martorell. ‘Son novios y residentes en Barcelona’, como rezaba aquel concurso de televisión. Ambos, con una discapacidad intelectual, se inscribieron en la primera aplicación de citas que existe para personas con la misma discapacidad que ellos, Dinder Club. Esta pareja no celebra San Valentín con rosas, sino con ‘likes’.
Inés reconoce que ella entró en esta aplicación porque se lo aconsejó su psicóloga. “Se lo pregunté a mis padres y me dijeron que sí. Después me hicieron una entrevista personal y saqué unas fotos para mi perfil”. Nada más abrir la pantalla de la app aparece un mensaje de bienvenida que dice: “¡Ya era hora!”
Hasta el año 2023 no existía ninguna aplicación de citas o amistades específica para el colectivo de personas con discapacidad intelectual. Borja Bosch es su Project Manager y recuerda, en una entrevista a Servimedia, que todo surgió en una cena en la que el hijo (con síndrome de Down) de una de las comensales se quejó de que en Tinder se burlaban de él o nunca lograba una cita. Así que en cierto modo esto le empujó a diseñar el ‘Tinder para personas con discapacidad’, es decir, el Dinder Club.
UN ENTORNO SEGURO
“Queremos que las personas con discapacidad intelectual tengan las mismas oportunidades y derechos para tener relaciones con otras personas de forma segura”, sostiene Borja Bosch. La aplicación cuenta con dos modalidades: citas o planes grupales. Cada semana se proponen actividades variadas donde todo el mundo se puede apuntar y conocer gente.
Para poder darse de alta se debe ser mayor de edad, tener un grado de discapacidad del 33% o superior, ser miembro de una entidad social y tener lectoescritura funcional. Cuando un usuario se enfrente por vez primera a esta aplicación debe atravesar una serie de filtros de seguridad. “Tiene que hacer una prueba de registro que es el perfil para conocer el grado de autonomía que tiene. Y después otra para chequear el nivel de conocimiento sobre la sexualidad y la afectividad. Si es insuficiente tendrá que hacer una formación”, explica Bosch.
Para Inés y Albert no fue necesario. Ambos han tenido parejas anteriormente. “De los tres novios que he tenido en toda mi vida la verdad es que es el mejor todos es Albert, en cuanto a carácter y todo”, confiesa la joven a Servimedia. “Yo tampoco es que haya tenido muchas relaciones. Pero la verdad es que con Inés estoy que no me lo creo. No me lo creo”, repite. Y después de cada cita o plan, el usuario debe responder a un cuestionario que permite detectar posibles riesgos y avisar a la entidad en caso de alarma o que se necesite algún apoyo.
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UNA ‘APP ACC’: 100% ACCESIBLE
La Federación de organizaciones de personas con discapacidad intelectual y del desarrollo de Cataluña, Dincat, ha colaborado en este proyecto para que la plataforma fuera cognitivamente accesible. No en vano, está validada con el sello de lectura fácil y accesibilidad. “Se gestó para que fuese una herramienta que estuviese adaptada a la lectura fácil, y no solo los textos, sino también la web que está verificada por personas con discapacidad intelectual”, señala el director de Dincat, Víctor Galmés, en una entrevista a Servimedia.
Esta plataforma ha transformado el modo de interrelacionarse que hasta hace bien poco tenían las personas con discapacidad intelectual. “Es una web específica para este colectivo que permite que se den encuentros, que socialicen de una manera como lo hace la población en general, ni más ni menos”, puntualiza Galmés.
“Antes, las personas con discapacidad intelectual se hacían usuarias en las plataformas que ya existían (no adaptadas) y se daban situaciones de vulneraciones de derechos, o se daba el caso de usuarios que no identificaban inicialmente que había una discapacidad y al conocerse en persona reaccionaban mal; huían y salían espantados”, señala.
Este club social tiene la vista puesta en logros como la igualdad, la autonomía personal, el respeto y la accesibilidad plena de las personas con discapacidad. No en vano, colaboran con Dinder, además de Dincat; la Fundación Catalana de Síndrome de Down (FCSD); la Unidad de Atención a las Víctimas con Discapacidad Intelectual (Uavdi); la Asociación Catalana de Integración y Desarrollo Humano (acidH) y AURA Fundación, un servicio para la inclusión social y laboral de personas con discapacidad intelectual.
Víctor Galmés se muestra “encantado” con una iniciativa que parte del ámbito empresarial y cuyo objeto de interés es “prestar servicios a personas con discapacidad intelectual”. Este colectivo no suele ser público objetivo en el mercado “porque es un colectivo pequeño y desconocido”, apunta. “Y creo que es un ejemplo de colaboración del sector empresarial con el sector social muy potente que se podría exportar”.
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De momento, el Club Dinder opera en Barcelona, Girona, Tarragona y pronto, en Lleida. “Nuestro objetivo es que sea una plataforma gratuita. Ahora estamos en busca de subvenciones que nos puedan ayudar porque nos gustaría ampliar y llegar a más usuarios”, reconoce el CEO de este proyecto.
Lo cierto es que su modelo de empresa despierta gran interés y en los próximos meses viajarán a distintas ciudades españolas para abrir las puertas del Dinder Club y darlo a conocer. “Nos hemos reunido en Colombia y Argentina porque quieren que llegue allí. Pero nosotros decimos siempre que las cosas no se hacen rápidas, hay que hacerlas muy controladas para mantener un entorno seguro y familiar”.
Esta aplicación móvil pretende impulsar y ampliar su red en el ámbito de las relaciones sociales, amistosas, amorosas y sexoafectivas. Se calcula que sólo en Cataluña (donde funciona esta aplicación) existe un grupo de 27.000 potenciales usuarios que podrían beneficiarse de ella. Inés y Albert son un ejemplo de las más de 40 parejas que han salido de las citas y, sobre todo, de los planes, organizados por el Club de Dinder, siempre supervisados por dinamizadores.
“A Albert le vi por primera vez en una ‘quedada’ para ir al teatro de improvisación. Él se acercó y me pidió mi número de teléfono y yo no se lo di. Luego me arrepentí y le busqué en la agenda de planes para volver a coincidir con él”, explica Inés. Desde aquel ‘impro show’ ha transcurrido ya casi un año. “El día 7 de abril cumpliremos un año de novios. Un año aguantándonos”, afirma con socarronería Inés.
Este club social pretende mejorar la autoestima personal de sus usuarios, y después de dos años desde su apertura, se sienten “muy orgullosos de los objetivos alcanzados. "Tanto los usuarios, como las familias y las entidades, nos comunican que el bienestar emocional de estas personas ha mejorado y eso es lo que nos motiva ”, asiente Bosch. En esta aplicación no cuentan los números. Son los usuarios los que cuentan sus historias de amor como la de Inés y Albert unidas por un ‘match’.
🔥 Que el ritmo no pareeee! pic.twitter.com/mrfQScZyJk
— Dinder Club (@DinderClub) February 3, 2025
(SERVIMEDIA)
14 Feb 2025
AOA/pai