Los excluidos son demandantes de trabajo que la Administración considera que no deben contabilizarse en las estadísticas como desempeados, en aplicación de los criterios aprobados para homologar el recuento de parados en España con el de la CE en 1985, cuando era ministro de Trabajo y Seguridad Social Joaquín Almunia.

Entre los excluidos de las listas de parados figuran personas afectadas por expedientes de regulación de empleo, jubilados, estudiantes, empleados en ocupaciones con horarios inferiores a 20 horas semanales y pluriempleados, entre otros colectivos.

El número de parados que no figuran en las estadísticas del Inemha aumentado en 125.600 personas con respecto a abril de 1992 y en 34.800 personas en relación a finales de diciembre del año pasado.

Desde que entró en vigor el nuevo sistema de medición del paro, la cifra de excluidos del recuento oficial de desempleados que facilita mensualmente el Ministerio de Trabajo se ha triplicado, ya que en 1986 eran 662.200.

La cifra de demandantes de empleo no incluidos en el recuento del Inem superó por primera vez los dos millones en junio de 1992 y desde entonces n se ha situado por debajo de esa cantidad, hasta alcanzar un nuevo máximo histórico a finales del pasado mes de abril.

BUSCAN TRABAJO

Si se sumasen las demandas que no figuran en las estadísticas a las del paro registrado por el Inem, significaría que un total de 4.594.100 personas buscaban empleo a finales de abril de este año, por carecer de él o por buscar uno diferente, un 8,2 por ciento más que en el mismo mes de 1992.

De ellos, 2.510.000 correspondían a los parados oficialmente reconocido como tales y los 2.084.100 restantes a otras demandas de trabajo excluidas por las razones estadísticas argumentadas anteriormente.

La mayoría de los excluidos de las cifras oficiales viven en Andalucía, debido a la fuerte presencia en esta comunidad autónoma de los subsidiados agrarios. También hay un gran contingente de menores de 30 años y de personas que sólo tienen el certificado de escolaridad.