EL INDUSTRIAL VASCO HALLADO MUERTO EN EL EBRO FUE LANZADO VIVO AL RIO

ZARAGOZA
SERVIMEDIA

Los resultados finales de a autopsia realizada al industrial vasco Juan Sáez Rubio, desaparecido en Zaragoza el pasado 29 de septiembre, señalan que fue arrojado vivo al río.

El cuerpo, que apareció desnudo y maniatado a la espalda en una pequeña central hidroeléctrica de la localidad zaragozana de Gelsa de Ebro, tenía agua en los pulmones, aunque no se le apreciaba señal alguna de violencia, salvo algunos ligeros moratones que en ningún caso pudieron provocarle la muerte.

El cadáver de Juan Sáez permanecerá aún diez díasen el Instituto Anatómico Forense de Zaragoza hasta que sea trasladado a San Sebastián, ciudad en la que el fallecido tenía su domicilio familiar.

Aunque la policía carece de momento de pistas firmes que puedan esclarecer lo sucedido, parece cobrar fuerza la hipótesis de que el industrial fue arrojado al río Ebro a su paso por Utebo, localidad desde donde Juan Sáez telefoneó por última vez a su esposa tras no encontrar a un supuesto hombre de negocios con quien se había citado en el hotel El Aguila. Uno de los hechos que refuerzan esta hipótesis es el hallazgo de unos zapatos que podrían pertenecer al fallecido. Los zapatos fueron encontrados por los investigadores asignados al caso en un punto no determinado dentro del término municipal de Utebo.

Respecto al móvil del homicidio, la policía no ha descartado ninguna línea de investigación, entre las que cabrían que el empresario pudiera haber sido víctima de delincuente comunes que quisieran haberle robado, o bien que su muerte pudiese estar reacionada con un ajuste de cuentas.

Tampoco ha quedado descartada la posibilidad de que Juan Sáez se viese envuelto en un caso similar al del empresario Benjamín Forradellas, hallado muerto en un camino vecinal de un pueblo cercano a Lérida en julio de 1993.

Forradellas había desaparecido días antes en similares circunstancias y su vehículo fue localizado cerca de una gasolinera de Fraga (Huesca). Como en el caso del industrial vasco, Benjamín Forradellas había mantenido una última conversación teefónica cuando se hallaba en Zaragoza.

El caso de Forradellas y algunas otras agresiones y extorsiones a industriales movieron a la policía a investigar si alguna banda se había especializado en este tipo de delitos, aunque los datos conseguido no han llegado a confirmar esta hipótesis.

(SERVIMEDIA)
08 Nov 1994
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