Según han informado a Servimedia en fuentes directivas de Cepsa, la petrolera viene intentando desde hace un año la homologación en Industria de una botella de butano en acero inoxidable, que tiene las misas dimensiones y capacidad que la empleada por Repsol, única empresa que hasta hoy opera en el mercado español de butano y propano envasado, pero con 8 kilos menos de peso.

Las mismas fuentes han explicado a esta agencia que el ministerio ha llegado a crear un equipo de trabajo para asegurarse de que la botella reune todas las condiciones de seguridad, con múltiples pruebas entre las que figura tirar desde altura la botella varias veces y vaciarla y llenarla en miles de ocasiones. Estas pruebas finaliaron con informes favorables el pasado mes de junio.

Por su parte, fuentes solventes del Ministerio de Industria han señalado a Servimedia que en el origen del retraso está la falta de referencias sobre una botella que debe reunir todas las garantías posibles de fiabilidad.

Mientras, en Cepsa han acogido con malestar la actual campaña de su futura competidora, Repsol, para consolidarse en el mercado de gas embotellado, por entender que le permite mejorar su actual posición ante la entrada en comptencia de Cepsa, lo que aún no ha sido posible por la demora del ministerio para autorizar de una vez la nueva botella.

DISEÑO REVOLUCIONARIO

El envase de Cepsa, según sus responsables, tiene matices revolucionarios, ya que acaba con el tradicional color naranja y además reduce el esfuerzo del usuario para manipularla. Su diseño es fruto de la colaboración de la petrolera con Acerinox y la firma Continox, filial del Grupo TEKA de electrodomésticos y muebles de cocina.

La compañía Cepsa asegura ener todo el operativo preparado para salir al mercado del gas butano y propano embotellado en el plazo de cuatro meses desde el momento en que se autorice la botella, para lo que ha dispuesto un plan de inversiones de unos 10.000 millones de pesetas, de los que lleva desembolsados unos 4.000.

Entre las medidas adoptadas figura el reforzamiento de su red de almacenamiento y distribución de gases licuados del petróleo (butano y propano), con la compra de dos plantas de tratamiento de estos hidrocarburo.

El objetivo de la compañía es cubrir una cuota del 10% del mercado en un periodo de cinco años, y el inicio de la actividad empezaría en Andalucía, para extenderse después a otras grandes capitales españolas en función de la demanda.