El 42% de estos gastos correspondió a actividades de investigación y desarrollo (I+D), mientras que el 58% restante se destinó a otras actividades innovadoras, como la adquisición de maquinaria y equipo relacionados con nuevos productos y procesos.

Las empresas que más invirtieron en tecnología fueron las del sector de los automóviles, que aportaron el 16% del gasto tota de la industria española, seguidas de las de alimentación y bebidas, con un porcentaje del 10% y de las farmacéuticas y químicas, con un 7% cada una.

El 91% de las inversiones se realiza en compañías que cuentan con al menos veinte empleados. Además, las empresas innovadoras aseguran que el 36% de su cifra de negocios se debe a productos nuevos o sensiblemente mejorados.

Los principales objetivos que se persiguen son, por este orden, aumentar la calidad de los productos, mantener la cuota de merado y mejorar las condiciones de trabajo.

Por comunidades autónomas, Cataluña acaparó el 25% de las inversiones totales, seguida de Madrid con un 22% y del País Vasco con un 10%. Las menores contribuciones correpondieron a Canarias, Baleares y Extremadura.