Este documento, preparado por la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores de la Comisión Europea, indica que "la posibilidad de reconsiderar la sustitución de la actual prohibición generalizada del uso de proteínas animales por otra selectiva, sin rebajar la proteción de los consumidores".

A juicio de la industria cárnica, permitir la utilización selectiva de harinas contribuiría a resolver tres de los problemas que padece el sector cárnico. En primer lugar, los riesgos para el medio ambiente y la salud pública; importantes efectos económicos debido a la destrucción de estos productos (3.000 millones de euros al año) y por último, los problemas comerciales para la importación de los productos a terceros países.

En este sentido, recuerdan que el reglamento e subproductos animales destinados al consumo humano establece "medidas estrictas de control para la recogida, transporte, almacenamiento, elaboración y destino". Por ello, aseguran que mediante la "aplicación efectiva y rigurosa de todas estas medidas normativas y de control, se debería autorizar la utilización selectiva de harinas".