La manifestación, cuyo lema es ‘Aquí no se acaba nada. Independencia, Países Catalanes, Basta represión’ está convocada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultura y el Consejo de la República, y se han sumado a ella otras 30 entidades más. El objetivo es protestar contra la cumbre hispano-francesa.

La ANC consideró una “provocación”, una “fantasía” y una “falsedad” que el Gobierno haya dicho en “varias ocasiones” que iba a Barcelona “también para certificar el fin” del ‘procés’, teniendo en cuenta que “no se ha dado ninguna solución política al conflicto”, ya que todavía hay “representantes del movimiento en el exilio”.

Asimismo, esta asociación recordó que hay 500 personas pendientes de juicio por causas relacionadas con el referéndum del 1 de octubre de 2017 y la “posterior represión” del Estado que “ha afectado a más de 4.000 personas”. “La voluntad de independencia está más viva que nunca”, destacaron las tres entidades convocantes.

A su vez, la ANC hace un llamamiento a la “participación masiva” para mostrar el rechazo a esta cumbre y anima a los participantes a llevar chalecos amarillos, un símbolo de “lucha” con el que la población francesa “ha conseguido victorias”. También les insta llevar utensilios que hagan un ruido “estridente” para que se oiga su voz por encima de “cualquier blindaje policial”.

ERC, JUNTS Y CUP

ERC, Junts y la CUP confirmaron que estarán presentes en esta manifestación. El secretario general de Junts, Jordi Turull, señaló que es una “buena oportunidad” para “reactivar” los “grandes activos del independentismo”, la “movilización y la unidad”. “Tenemos que estar todos los que estuvimos en el 1 de octubre. Tiene que servir como punto de inflexión”, dijo.

Ningún miembro del Gobierno catalán asistirá, pero sí lo hará ERC y su líder, Oriol Junqueras. El presidente catalán, Pere Aragonès, explicó que su partido acude a una concentración de “autoafirmación de que el independentismo sigue activo, que el proceso de independencia no se ha acabado”, pero no participa diciendo que no se tiene que producir esta cumbre.

Por su parte, desde la CUP, que acudirá también a este encuentro, la diputada Laia Estrada aseguró que el objetivo de Sánchez es “mostrar al mundo que ha acabado con el conflicto político de en Cataluña” y señaló que la participación de Aragonès significa “facilitar y avalar este mensaje de derrota que quiere proyectar el Estado”.

GOBIERNO CATALÁN

El presidente catalán participará en esta cumbre, pero únicamente al inicio, en la recepción de las delegaciones. Es decir, en la recepción tanto del presidente del Gobierno de España como del presidente francés, Enmanuel Macron. Después ya no participará en nada más. La última vez que Sánchez y Aragonès se vieron fue en la reunión que mantuvieron en Moncloa en julio.

Al respecto, Aragonès, ante las críticas de personas que no entienden que esté presente en esta recepción mientras su partido participa en la manifestación, preguntó quién tiene que recibir a Macron si va a Cataluña, la delegada del Gobierno español en esta comunidad o el presidente. “Lo recibe el presidente de Cataluña”, sentenció.

Sin embargo, aseguró que el Gobierno “se ha equivocado” al intentar “mezclar” lo que es una reunión de trabajo “importante” entre dos gobiernos “con el conflicto entre Cataluña y España”, pero comentó que las “discrepancias” que pueda haber entre su Ejecutivo y el de España no pueden “condicionar” las relaciones de esta comunidad con “terceros Estados”.

MANIFIESTO

Según señala el manifiesto de la manifestación, el objetivo es decir a Francia y España de manera “clara y contundente” que el 1 de octubre de 2017 tuvo lugar un referéndum de autodeterminación en esta comunidad y, con “una mayoría del 91%” de votos a favor, se decidió que Cataluña fuera “un Estado independiente”.

También pretende denunciar la “represión y persecución política, judicial y policial” de la lengua catalana en toda la comunidad lingüística nacional, desde hace “más de tres siglos y hasta la actualidad”, especialmente el “acoso” al que se encuentra sometida la educación en catalán por el Estado español y el francés “en el territorio propio”.

En este sentido, exige que Francia haga oficial el catalán en la Cataluña Norte y lo respete como “lengua propia” si quiere ser “coherente” con los valores de la República y de los derechos humanos que “dice defender”, así como que deje de intentar “obstaculizar” el uso del catalán en los ayuntamientos de esta zona.