Obras supuestamente verdaderas de Van Gogh, Tápies, Miró y Picasso, entre otros artistas, formaban parte de la colección que el entonces concejal de cltura del ayuntamiento de Palma, contrató con el artista ilicitano para una exposición que tendría lugar en la principal sala de la capital balear, el Palau Solleric.

En efecto, la exposición se celebró pero, al cabo de unos días, varios visitantes que se identificaron como expertos en obras de arte de los citados artistas, denunciaron su autenticidad.

Inmediatamente se abrió una investigación policial que concluyó, en 1992, con una sentencia de un juzgado palmesano que condenó a Francisco Moré aun año de prisión menor y a pagar una sanción superior a seis millones de pesetas al ayuntamiento de la capital balear, en concepto de indemnización por daños y perjuicios.

El fallo judicial contemplaba asimismo la orden de proceder a la incineración de la colección falsa de obras de arte, compuesta por pinturas y esculturas, con el fin de que no pudieran ser empleadas por otras personas con el mismo objetivo.

El actual concejal de cultura del ayuntamiento de Palma, Jose Carlos Tous, justificó ho su ausencia al acto de incineración alegando que "no acostumbro a asistir a autos de fe y sadomasoquismo".