La Aministración autónoma realizará de aquí a septiembre un amplio estudio sobre las repercusiones que tenía el monte quemado en los municipios de Beas, Quentar, La Peza, Diezma y Huétor, para intentar compensar a la población, cuya economía dependía exclusivamente de la riqueza derivada del monte.

El informe será adjuntado a los expedientes de solicitud de zona catatrófica que elaboran estos días los ayuntamientos de la zona y cuya resolución depende únicamente del Gobierno central.

Los técnicos de a Junta de Andalucía esperarán a que pase el próximo invierno para comprobar "cómo reacciona el monte después del incendio y una vez que pasen las lluvias", dijo Santaella.

Según explicaron hoy los responsables forestales de la provincia, el monte es "un ser vivo" y, en algunos casos, es capaz de regenerarse. Sin embargo, los pastores tendrán que abstenerse de entrar en los nuevos pastos que puedan crecer de forma espontánea.

Una vez pasado el invierno, se podrán establecer planes de reforestació de la zona afectada por el incendio, que tiene un perímetro de 44 kilómetros y está rodeada por más de 25.000 hectáreas de masa arbolada.

Las repercusiones a largo plazo podrán ser, en cierta medida, paliadas con las medidas de regeneración y repoblación, aunque lo más grave serán las consecuencias inmediatas.

Los técnicos forestales se preguntaron hoy, por ejemplo, cómo dar de comer al ganado cuando los pastos han desaparecido por completo en la zona.