En la nueva zona ajardinada, de unos 4.000 metros cuadrados y denominada Plaza de la Esperanza, destaca un monumento que representa a tres niños y un perro, realizado en bronce por el escultor Carlos Albéniz.

El alcalde de Zaragoza tuvo palabras de recuerdo para las personas que perdieron la vida en el atentado y expresó el sentimiento de afecto que los aragoneses profesan a la Guardia Civil.

Por su parte, Luis Roldán se refirió a la circunstancias que concurrieron en Zaragoza el 11 de diciembre de 1987, donde perdieron la vida once personas, entre guardias civiles y familiares de éstos, cinco de ellos niños.

Por lo que respecta a la posibilidad de que en estos momentos exista todavía en Zaragoza infraestructura útil de la banda ETA, Luis Roldán afirmó que no es algo que esté descartado, aunque "la parte más sensible ha sido descubierta y desmantelada".

Por lo que respecta a la situación en la que se encuentran los centros qe la Benemérita tiene en Zaragoza, Roldán explicó que no está satisfecho, por encontrarse en el centro de la ciudad.

El nuevo parque, lugar hoy de paz, tranquilidad y reflexión, se convirtió en la madrugada del 11 de diciembre de 1987 en un infierno, en el que murieron once personas, entre ellas varios niños, al explotar un coche-bomba de ETA.