"No tuve ninguna relación directa con ninguna de las empresas" relacionadas con el caso, aseveró el hoy líder del PSC en un comparecencia en la que reconoció un contacto con Koldo García.

Lo hizo durante su comparecencia ante la comisión de investigación sobre los hechos, responsabilidades y enseñanzas en torno a los procesos de contratación para la adquisición de material sanitario por parte de las Administraciones públicas durante la crisis pandémica ocasionada por la covid-19.

Durante su participación en dicha comisión reconoció que se vio solo una vez con Koldo García durante unos minutos y que después le remitió a los técnicos, pero incidió en que “no se contrató nada”.

Ante la insistencia del diputado del Partido Popular y vicesecretario de Política Local y Municipal y Análisis Electoral, Elías Bendodo, sobre este tema, el exministro apuntó que “no sé si debo decirlo en latín”, pero “no salió ni un solo euro para la empresa Soluciones de Gestión” desde el Departamento de Sanidad.

En el cruce de declaraciones entre Illa y Bendodo, el exministro reconoció que autorizó los primeros siete u ocho contratos de su Ministerio, pero informó de que después se hicieron cargo de esta labor técnicos del Ministerio, aunque subrayó de que “no autoricé ninguna compra con Koldo”.

No obstante, más adelante reconoció que la empresa de Koldo García estaba en una Unión Temporal de Empresas (UTE) junto con Ferrovial Servicios, que sí participó en el acuerdo marco de compras que auspició el Gobierno.

Aseguró que durante estos años ha habido hasta 72 controles y auditorías al Ministerio que dirigió y destacó que “en ningún caso ha habido ningún reproche a ningún cargo" vinculado a Sanidad, así como que todos los contratos están en el portal de transparencia del Ministerio.

Durante el interrogatorio que le hizo el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, Illa compartió que no tuvo sospechas “ni de Koldo ni de nadie” y añadió que “si hubiera tenido alguna sospecha de él o de alguien, lo hubiese puesto en conocimiento de las autoridades”.

En este sentido, afirmó que lo que procedía en esos momentos de la pandemia era “aplicar la legislación vigente y hacer contratos con régimen de emergencia”. Illa explicó que “la emergencia permite los contratos verbales, sin ningún papel”. Aun así, aseguró que todos los contratos de las mascarillas “están acreditados” y constató que “el mercado estaba roto y colapsado”, pero incidió en que “no hicimos las cosas mal, lo hicimos lo mejor que pudimos”.

A pesar de ello, lamentó y reconoció que “hubo gente que se aprovechó” durante esta época y confió en que “ojalá se llegue hasta el final”. Durante su intervención, calificó su gestión en esos momentos como “decente, esforzada y eficaz”.

Si bien apostilló que entre todos los proveedores y todo el material adquirido “solo el 3% del material que compramos tuvo incidencias”, apuntó que, “en los casos en los que no llegó, se reclamó”. Illa valoró que, “pese a las dificultades, la práctica totalidad" se recibió, por lo que “no siento que me timara nadie”.

Por parte de Vox, Carlos Flores le recordó que su partido se querelló hace un mes contra él y le recordó que estaba obligado a decir la verdad ante la comisión cuando el ministro negó que conociera previamente las preguntas que le iba a hacer el diputado socialista Juan Antonio González, a las que respondió leyendo textos que traía escritos y datos exactos.

ELECCIONES CATALANAS

El trasfondo de las próximas elecciones en Cataluña a las que Illa se presenta como candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat se percibió tanto en el intenso cruce con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, como con la representante de Junts, Miriam Nogueras.

El diputado republicano sostuvo que Illa no respondía a nada y se comportaba "como Cristina de Urdangarín", lo que le llevó a la conclusión de confesar que estaba "profundamente decepcionado" con la intervención del exministro. Tras el duro cruce de reproches, Illa negó cualquier alusión después de que Rufián asegurase que "hay tomate" cuando "timan" a un cargo público más de tres veces.

Con la única con la que interactuó en catalán fue con la diputada de Junts Miriam Nogueras, quién le afeó que no lo hiciera antes. La portavoz de la formación independentista le recriminó que en la pandemia apostara por la centralización de las compras en “Madrid” y no “confiara” en las instituciones catalanas que ahora quiere liderar.

Un reproche similar por la "centralización" de las compras se lo hizo Maribel Vaquero, del PNV, lo que llevó a Illa a aseverar que no les quitó las competencias y que las comunidades autónomas podían también hacer compras.

Cerró la comparecencia de Illa en la comisión la parlamentaria de Coalición Canaria, Cristina Valido, quién le preguntó por la ramificación canaria del caso y por el hecho de que se gastasen cuatro millones en material que nunca llegó y otros seis en mascarillas que están almacenadas. El exministro aseguró que "todos los pagos" contaron con autorización y, aunque el "mercado estaba colapsado" se compró a "mejor precio que muchas administraciones públicas" y que "se adelantaba el 100% del dinero" para poder adquirir el material.