Según Sánchez González, por este motivo, la Iglesia sigue en una situación provisional, teniendo que hacer cada año un reajuste, cuando "nos gustaría que se hiciera ya un conveniodefinitivo, por el que supiéramos a qué atenernos a largo plazo".

Afirmó que, sin embargo, el Gobierno "ha llegado a un plante", a pesar de que es "el que tendría que mover la ficha para modificar la normativa actual", desarrollando el convenio o haciendo uno nuevo, "pero no dejarlo pendiente para el futuro".

No obstante, matizó que esto no significa que estén rotas las conversaciones sobre las aportaciones de los fieles a la Iglesia católica a través del Impuesto de la Renta, "sino que seguimos sperando cada año a que, cuando se confeccionen los Presupuestos, se introduzca esa cláusula adicional de reajuste".

Sánchez González se mostró contrario a que se sitúe al ciudadano ante la alternativa de decidir entre dar el 0,5239 de la cuota íntegra de su declaración del IRPF para colaborar al sostenimiento económico de la Iglesia Católica o para otros fines de interés social, "como si la Iglesia no tuviera fines de interés social".

Por el contrario, indicó que la Conferencia Episcopal hubieraquerido que se preguntara "si se está dispuesto a colaborar con los fines de la Iglesia". "Entonces el contribuyente, católico o no, decidiría simplemente colaborar o abstenerse, pero sin enfrentarle a elegir entre su conciencia de católico y su conciencia de ciudadano", dijo.

"Es el Estado el que debe decidir, en justicia, cuánto emplea de los impuestos para fines sociales, sin trasladar al ciudadano la decisión de optar entre un destino u otro", señaló el secretario de la Conferencia Episcopal.

En la última declaración de la Renta correspondiente a 1993, la asignación tributaria a favor de la Iglesia católica ascendió a 13.970 millones de pesetas, mientras que la destinada a "otros fines de interés social" sumó 12.751 millones.

Estas cifras invirtieron ligeramente la tendencia del ejercicio de 1992, en el que la asignación de los contribuyentes a favor de la Iglesia fue de 12.698 millones, frente a los 12.826 millones destinados a "fines sociales".

A juicio de la Conferencia Episcopal, l incremento de las aportaciones a la Iglesia católica frente a "otros fines sociales" no tiene una gran significación sobre la religiosidad de los creyentes o su conciencia cívico-social.

"No creo que coincida el número de los que contribuyen a la Iglesia por el IRPF con el de los que realmente aportan ayuda a la Iglesia", señaló Sánchez González, quien añadió que hay mucha gente que, sin ser católica, colabora con las obras sociales de la Iglesia, como facilitando ayuda para las misiones, para la capaña del hambre de Manos Unidas o para la reconstrucción de una parroquia.