Así, ratificó su compromiso de iniciar mañana mismo, "a las ocho de la mañana", una ronda de contactos con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y con los líderes de las formaciones políticas vascas.

"El trabajo comienza mañana. El reloj se pone en marcha. No podemos esperar más", continuó el "lehendakari", quien admitió que "es verdad que tenemos que darnos cuenta de que la sociedad vasca nos está pidiendo a todos, también a mí, que afrontemos un proceso que acabe en un acuerdo en términos de normalización política".

"A eso vamos a dedicar fundamentalmente todas las energías en los próximos meses y años", agregó Ibarretxe, quien explicó cómo iban a ser sus próximos pasos.

Por un lado, llamará a Zapatero, y por otro a las formaciones vascas, "para que establezcamos entre todos en los próximos meses una hoja de ruta para, en esta legislatura, negociar y decidir aquí, en Euskadi".

La "partida" es "complicada", admitió Ibarretxe, "pero somos nosotros quienes damos las cartas". Reconoció también que "no hemos tenido tanta fuerza como hace cuatro años", pero dijo que los vascos, "en quien más han confiado es en la coalición PNV- EA".

"Y si tenemos la confianza es porque creen que somos el cauce central", frente a las orillas que, a su juicio, representan el PP y el PSE, por un lado, y Batasuna por otro. "Somos la clave para avanzar, para que se abra la negociación", para que el País Vasco "decida de una vez por todas por sí mismo".

Ibarretxe ironizó acerca de las "victorias agridulces" y las "derrotas dulces", y sostuvo que, al tercer día, "las victorias son sólo victorias y las derrotas son sólo derrotas. Y nosotros hemos ganado las elecciones en la Comunidad Autónoma Vasca, en Alava, en Guipúzcoa y en Vizcaya".

La intervención del "lehendakari", interrumpida en repetidas ocasiones por aplausos y vítores de los asistentes, concluyó con Ibarretxe levantando la mano de Josu Jon Imaz, presidente del PNV, y de Begoña Errazti, presidenta de EA, mientras se oían gritos de "independencia".