En declaraciones a la Cadena SER recogidas por Servimedia,Ibarretxe explicó que ha conversado con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre el anuncio de iniciar el diálogo con ETA, y que lo hacen a menudo porque, más allá de sus diferencias polítias, mantienen una buena relación personal.

Reiteró su tesis de que, abierto el diálogo con ETA, "sería bueno" que en otoño los partidos vascos "pudiéramos transmitir a la sociedad una imagen de que estamos hablando, caminando, avanzando".

No tiene sentido, en su opinión, abrir el diálogo con ETA mientras persisten "intentos de sentar al lehendakari en el banquillo por hablar con Batasuna". "Es un disparate jurídico enorme", apuntó.

El jefe del Gobierno vasco se mostró convencido de que "políticamente" Batasuna estará presente en ese diálogo y "jurídicamente" debería estarlo también.

No quiso hablar sobre "los pasos" que la formación ilegalizada debe dar para lograr el reconocimiento legal, pero aseguró que "no habrá ningún problema" para que ese mundo sea interlocutor político "válido" y concurra a las elecciones municipales de mayo de 2007.

El anuncio del diálogo con ETA es, para Ibarretxe, "una magnífica noticia" que traslada a la sociedad vasca y española a "una nueva etapa" en la que todos deben trabajar para hacer la paz irreversible y también para garantizar que las decisiones sobre el futuro de Euskadi "quedan en manos de los que aquí vivimos y trabajamos".

"Tenemos una oportunidad inmensa para alcanzar un acuerdo para convivir pacífica y normalizadmente entre Euskadi y España, y estoy seguro de que lo vamos a conseguir", dijo Ibarretxe.

El "lehendakari" expresó su esperanza de que el anuncio del presidente del Gobierno contribuya también a "delimitar" un terreno de juego que ahora parece "un poco embarrado", con políticos que juegan a jueces y viceversa, "como quien quiere jugar al futbol en una cancha de baloncesto, o al baloncesto en un campo de futbol".

El actual momento también puede ser, concluyó, "un punto de inflexión" en algunos comportamientos ante las víctimas del terrorismo y sus familias. Hay mucho trabajo que deben hacer las administraciones, "también yo", para garantizar el reconocimiento de su dignidad.