IBARRA PIDE QUE SE PARALICE LA TRAMITACION PARA ABORDARLA CON LA DEBIDA SERENIDAD
- Alerta de que el Estatuto proyectado es "una operación política nefasta", porque no beneficia a nadie
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, pidió hoy que se pare la tramitación de la reforma estatutaria de Cataluña, y de las demás emprendidas, para abordarlas con la necesaria serenidad, ya que no existen prisas ni amenazas, como era el caso de los primeros años de democracia.
En una conferencia en el Fórum Europa, Rodríguez Ibarra desgranó con detalle su visión de la situación generada con estas reformas, exponiendo un análisis con el que retrocedió hasta los últimos años setenta y primeros ochenta.
Recordó que las reformas emprendidas entonces requerían celeridad, y en algunos casos hasta "nocturnidad", porque por aquellos días "de vez en cuando no sólo a alguno se le ocurría escribir una carta, sino que había quien en el Ministerio de Defensa quería algo más que escribir cartas".
"Pero ya no vivimos en ese momento", subrayó, y por tanto, no es necesario abordar las reformas con las prisas y la angustia de entonces.
Agregó que si aquel proceso de llegada al pluralismo político y también a la descentralización salió bien y España no se rompió, como algunos temían, fue porque la suma de lo que todos ganaban con esa descentralización de competencias "no fue cero".
"Hubiera ido mal si el planteamiento hubiera sido: yo me llevo lo que quiero o puedo arrancarte por la coyuntura o por las prisas, y eso lo pierde el Gobierno (central) en un proceso sin fin", afirmó.
Rodríguez Ibarra se mostró partidario de "retocar" ese proceso que salió bien para seguir garantizando eficacia en la prestación de servicios a los ciudadanos. Añadió que el Gobierno tiene "todo el derecho" a hacerlo, y más teniendo en cuenta que esas reformas figuraban en el programa con el que ganó las elecciones.
Los problemas pueden surgir, alertó, si el resultado de esa suma de todos resulta ser cero: "lo que yo me llevo, tú lo pierdes, que es lo que estamos a punto de hacer ahora, cuando no tenemos prisas".
Más adelante Rodríguez Ibarra llegó a decir que, haya o no Estatuto, será una "operación política nefasta, porque no tendrá consecuencias positivas para nadie".
No será positivo para el PSOE, explicó, porque no podrá borrar la imagen de que gobierna "chantajeado por minorías"; tampoco para "el tripartito más uno" catalán, porque lo aprobado sería muy diferente de lo que ellos propusieron; y tampoco para el PP, porque nunca tendría fuerza para derogarlo ni podría sacar provecho de su soledad.
En un mensaje claramente dirigido a los negociadores, el presidente extremeño sugirió que, en vez de relatar sólo decenas de competencias que se quieren exclusivas para la comunidad autónoma, comiencen por dejar unas pocas que deben ser "indelegables" por parte del Gobierno central, como instrumento esencial para garantizar la cohesión y la solidaridad entre ciudadanos.
Se mostró convencido de que ese ha sido "el camino que el Gobierno quería, pero no el de quienes quieren aprovecharse de la coyuntura para llegar a otro sitio donde la mayoría de los españoles no comprendemos ni compartimos".
Sobre la definición de Cataluña como nación, aseguró que la "doctrina oficial" del PSOE es que España está formada por nacionalidades y regiones.
Concluyó de ello que incluir la definición en el articulado sería "menos vergonzoso" para los proponentes que hacerlo en el preámbulo, pero, en todo caso, dijo, "no estoy dispuesto porque va en contra de los planteamientos" del partido.
Rodríguez Ibarra criticó que ante el escenario abierto los dos grandes partidos sólo se intercambien insultos, y fue en este punto cuando dijo "lo que iba a decir en el Senado y casi no puedo decirlo nunca", porque sufrió un infarto justo antes de participar en la Conferencia de Presidentes.
"¿Sería mucho pedir que se parara un momento la tramitación de los estatutos?", se preguntó Rodríguez Ibarra, dado que no existen prisas ni amenazas como para estar negociando, de forma que "nos enteremos de lo que estamos haciendo".
CAMBIOS EN EL PP
Lo deseable, en su opinión, sería retroceder al punto en el que dejaron este asunto el presidente del Gobierno y el líder de la oposición en su última entrevista en Moncloa, cuando acordaron abordar las reformas en una comisión que nunca se reunió.
No obstante, aseguró que se ve obligado a dar la razón a quienes mantienen que el entendimiento es imposible con los actuales dirigentes del PP, que parecen "dispuestos a lo que sea con tal de que no salga bien, incluido el ruido, pequeño, por el momento, de sables".
Ante esa imposibilidad de dialogar con los actuales dirigentes del PP, Rodríguez Ibarra pidió a la "derecha social y económica" que interceda ante el partido para que modifique su rumbo.
"Si hay que cambiar de dirigentes, que los cambien, porque esto, o se hace entre los dos grandes partidos, o la deriva es complicada", sentenció.
Igual que algunos desde su propio partido, y "más" desde el PP, le piden que interceda ante el Gobierno y la dirección del PSOE para reconducir la situación, Rodríguez Ibarra pidió a la derecha sociológica que haga lo mismo con el PP para que haga "lo que tiene que hacer".
Si el PP no reconoce el derecho del Gobierno a emprender esas reformas, "se está en contra de todo" y se alerta siempre de la ruptura de España, "algunos de nosotros nos quedamos sin sitio en el panorama político, a los pies de los caballos de unos y a los pies de las sospechas de otros".
Rodríguez Ibarra se mostró claramente contrario al peso que los partidos nacionalistas tienen en las Cortes Generales y abogó por una fórmula para solucionarlo: cuando se haga del Senado una cámara de representación territorial, los partidos que sólo tienen presencia en una parte del Estado deberían tener "su asiento" en esa cámara.
MENA, EN LA "LINEA PEROTE"
El presidente extremeño comparte la tesis del Gobierno y del PSOE de que estas reformas no han creado una "situación excepcional" y que no se pueden ver como causa de los pronunciamientos de algunos militares, como el teniente general José Mena o el capitán de Melilla Roberto González.
A Mena lo situó "en la línea Perote", el coronel condenado por sustraer información clasificada de los servicios de inteligencia, "este tipo de militar que considera que, sin necesidad de alterar el orden constitucional, es necesario introducir algunos cambios en los gobiernos".
Con el capitán de Melilla se mostró más irónico al pedir únicamente que no sea enviado a ninguna misión "importante", porque en su carta "el tío dice" que en sus acciones debe tener en cuenta que tiene mujer e hijos. "¡Vaya patriota!", comentó.
(SERVIMEDIA)
19 Ene 2006
L