LOS HUMEDALES ESPAÑOLES REGISTRAN LAS MAYORES CONCENTRACIONES MUNDIALES DE PLOMO POR LOS PERDIGONES DE LOS CAZADORES
- La situación del Delta del Ebro y la Albufera de Valencia es especialmente grave
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La Albufera de Valencia y el Delta del Ebro presentan los niveles máximos mundiales de concentración de plomo registrados en humedales, como consecuencia de la intensa activdad cinegética que se desarrolla en estas áreas y el consiguiente vertido de miles de perdigones al medio.
Un estudio de Rafael Mateo y Raimon Guitart, expertos en toxicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, publicado en el último número de la revista "Quercus", revela la importancia de la contaminación por plomo que sufren algunos humedales españoles como consecuencia de los perdigones utilizados por los cazadores.
Los índices de concentración detectados en la Albufera de Valencia y el elta del Ebro sólo son superados por un dato recogido en la antigua Unión Soviética, y se sitúan por encima de los niveles encontrados en países como Estados Unidos, Canadá y Francia, donde el problema también alcanza una magnitud importante.
La concentración de plomo disminuye en el Paraje Natural del Hondo (Alicante), Doñana (Huelva) y las Tablas de Daimiel (Ciudad Real), si bien en el ecosistema manchego se detectan unos índices significativos si se tiene en cuenta que la caza se prohibió en la zon a mediados de la década de los sesenta, lo cual demuestra la persistencia en el medio de los perdigones de plomo.
Los autores del informe inciden en los altos niveles de intoxicación por plomo, que recibe el nombre de plumbismo, que presentan las aves acuáticas capturadas en España.
3.000 TONELADAS DE PLOMO
Según el estudio, los cazadores españoles vierten al medio cada año más de 3.000 toneladas de plomo, a nivel mundial la cifra asciende a 100.000 toneladas y en Europa se sitúa alrededor de as 30.000.
Las aves ingieren los perdigones y los albergan en su molleja, donde contribuyen a la molturación de alimento, tal y como hacen las gallinas domésticas cuando tragan tierra y piedras de pequeño tamaño. El plomo de los perdigones intoxica a las aves que lo ingieren y provoca que sean potencialmente peligrosas para el consumo humano.
Aunque no es posible precisar el número de aves que mueren en España por plumbismo, los autores señalan que deben ser varias decenas de miles cada año y añaen que es probable que en algunas especies el número de ejemplares muertos anualmente por plumbismo supere al de los que se cazan.
Además, existen indicios de que los problemas toxicológicos que provocan los perdigones de plomo están afectando también a diversas especies de rapaces ibéricas.
La negativa incidencia del plomo ha provocado que la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos esté estudiando la posiblidad de considerar los perdigones como residuos sólidos peligrosos que ontaminan los suelos.
En España, la propia Federación Española de Caza se ha mostrado partidaria de no utilizar cartuchos de plomo en aquellas zonas húmedas en las que se organicen tiradas desde puestos fijos.
(SERVIMEDIA)
08 Mayo 1995
GJA