A su juicio, los sindicatos se equivocan al criticar al Congreso por respaldar mayoritariamente (salvo Izquierda Unida y Coalición Canaria) la reforma laboral presentada por el Gobierno, porque el Parlamento y los sindicatos responden a lógicas distintas.

"El Parlamento es el representante de la soberanía popular y los sindicatos responden a unos intereses determinados, corporativos, intereses partculares, que tienen su propia lógica, pero que es torpe y absurdo tratar de enfrentar una contra otra", indicó.

Griñán se mostró partidario de que los sindicatos y la patronal reanuden la negociación de un acuerdo de rentas para 1994, de cuya ruptura responsabilizó a las centrales, "y ese acuerdo inmediatamente se incorporaría a la reforma laboral"

El ministro negó que las movilizaciones convocadas por los sindicatos pueden achacarse a la inflexibilidad del Gobierno, puesto que éste accedió a modficar sus posiciones en la prestación de desempleo y la cláusula de revisión de pensiones. "Por consiguiente, habrá habido inmovilistas, pero no precisamente el Gobierno", concluyó.