La huelga, que comenzará a las seis de la mañana el día 10 y finalizará a la mism hora del día 14, no afecta a los trabajadores de las gasolineras valencianas, guipuzcoanas y vizcaínas, que ya tienen firmados sus convenios, con subidas salariales para este año del 7,75, 6,5 y 6,4 por cien en cada caso.

Zapico y Pacheco denunciaron la falta de control en las entradas de carburantes en el país que, dijeron, está dando lugar a fraude en la calidad de los productos, especialmente de los gasóleos que venden algunas estaciones de servicio, y a una competencia desleal en materia de precis.

Los responsables sindicales aseguraron que hay gasolineras que están vendiendo gasóleo a un precio para el usuario hasta cuatro pesetas más barato que lo normal, pero se trata de un gasóleo, insistieron, cuya calidad no ha sido controlada.

Pacheco explicó que esto es así porque se están introduciendo sin control por las fronteras gasóleos procedentes fundamentalmente de Francia, Portugal e Italia que dejan al gasolinero un margen de hasta 11 pesetas por litro, cuando lo estipulado son 4,67 pestas, lo que les permite venderlo mucho más barato.

"VISTA GORDA"

Los representantes de UGT y CCOO criticaron la "vista gorda" que hace la Administración a estas prácticas y exigieron a las refinerías que eviten este fraude, que está repercutiendo negativamente en los servicios que se prestan al usuario.

Los sindicatos aseguraron que no han mantenido ningún contacto con la Confederación de Estaciones de Servicio desde que se rompieron las negociaciones, hace algo más de diez días.

Mientras os representantes de los trabajadores piden una subida salarial del 7,5 por ciento, la patronal ofreció en la última reunión un 4 por ciento sin claúsula de revisión salarial.

Además, CCOO y UGT piden una reducción de jornada de 40 horas semanales, 31 días de vacaciones, un plus de penosidad y toxicidad equivalente al 3 por cien del salario base y 600 pesetas de plus de domingos, así como 63.000 pesetas al año para el personal responsable del manejo del dinero, con el fin de compensar las pérdidas o erores que pudieran cometer.

Las centrales denunciaron asimismo la permisividad de las refinerías de petróleo, al dejar negociar a una patronal que está dividida, no representa a nadie, según ellas, y plantea una oferta "cicatera".

Zapico y Pacheco piden que sean las propias refinerías, y no esta patronal, quienes negocien el convenio. En cuanto a los servicios mínimos, explicaron que tras la desaparición del monopolio de Campsa no saben si los negociarán con el Ministerio de Industria o éste los mpondrá directamente.