Según estimaciones del sector de pymes y autónomos, a las que tuvo aceso Servimedia, en España hay actualmente alrededor de 600.000 empresas familiares, la mayoría pequeñas explotaciones, y en casi la mitad son los hijos quienes mantienen la actividad, aunque la sociedad es de los padres.

El problema que ocasiona la jubilación o muerte del cabeza de familia es que los costes fiscales que supone aceptar la herencia y mantener el negocio en marcha son más elevados que la propia rentabilidad de la empresa o suponen un desembolso inicial muy elevado, lo que lleva al cierr en muchas ocasiones.

Si se suprime el Impuesto de Sucesiones, las fuentes del sector consultadas confían en que no cierren muchas empresas familiares que optan por abandonar la actividad precisamente cuando falta el titular de la misma y sus herederos se desentienden.