El juzgado deprimera instancia condenó a José Rubia Gil, conductor del coche accidentado, a una multa de 50.000 pesetas por una falta de imprudencia simple y a que indemnizara solidariamente, junto a la compañía de Seguros A.M., a Manuel Sánchez con la cantidad de 81.920.000 pesetas y al pago de una renta vitalicia, cuya cantidad se obtendría de multiplicar el importe del salario mínimo interprofesional por 6.

Los hechos ocurrieron en 1992, cuando José Rubia conducía un vehículo por la carretera comarcal 537 y debdo a una distracción el coche se salió de la vía y dio varias vueltas de campana, saliendo despedidos el conductor y su acompañante, Manuel Sánchez, quien estuvo incapacitado 320 días, quedando parapléjico y con alteraciones genitourinarias, fractura luxación cervical, lesión medular y parálisis completa de ambas piernas. Debido a las lesiones, deberá permanecer el resto de su vida en una silla de ruedas, necesitando la ayuda de terceras personas para realizar todas sus actividades.

La esposa del accientado y sus trece hijos han asumido la asistencia, realizando labores propias de ATS. Los únicos ingresos familiares eran el sueldo de Manuel Sánchez, que cobraba 70.000 pesetas mensuales como albañil.