Durante su estancia en el campo, el hijo de Stalin sufrió depresión y apenas comía. Pero lo que Yakov no pudo superar fue el descubrimento de una fosa común, fruto de una masacre de 11.000 oficiales polacos en Katyn (hoy Bielorrusia), que había ocurrido en abril o mayo de 1940.

Después de la noticia, Yakov tuvo un violento altercado con un grupo de oficiales británicos a propósito de la masacre. Al día siguiente, se lanzó contra las vallas electrificadas. En su cuerpo se encontraron cuatro balas pero, según Erickson, los disparos fueron realizados después para aparentar un intento de fuga.

El pasado 28 de julio, se inauguró en a misma localidad de Katyn, un cementerio para el total de 22.000 oficiales polacos que fueron exterminados por orden de Stalin, en la primavera de 1940. Al acto asistió el vice primer ministro ruso Viktor Kristenko, en vez del primer ministro Vladimir Putín.