Huarte ha admitido que visitó en tres ocasiones en la cárcel de Villabona a Abdelkrim Benesmail, considerado lugarteniente de Allekema Lamari, presunto inductor de los atentados del 11-M.

La joven, de 25 años, ha dirigido una "carta al director" al diario "El País", recogida por Servimedia, en la que se pregunta "¿cómo compaginar mi preocupación de hija con la repugnancia profesional que me provoca la actuación de ciertos medios?".

Asegura que los medios de comunicación se han permitido "calumniar" y "tergiversar" la vida de su padre con "meras lucubraciones" y recalca que los ciudadanos "asisten perplejos y desconfiados a este último circo cuyo último acto está protagonizado por mi padre".

Alejandra Huarte también se pregunta si este último episodio ha servido para esclarecer algo relacionado con el 11-M y cómo es posible que "se insinúe que un partido democrático sea cómplice de una matanza terrorista".

En la carta también se hace eco de los sentimientos de miedo y confusión que siente su familia desde que se difundió la noticia de que su padre era miembro del CNI. Ante esta situación, "desarrollas manía persecutoria, piensas que todo el mundo por la calle te mira. Te ríes nerviosamente por cualquier cosa, ironizas sobre lo que oyes y lees, gastas bromas macabras, lloras...".

Finalmente, la joven describe el miedo y dice que desde que "salió lo del CNI" teme que si alguien se lo ha creído y se siente agraviado pueda actuar por su cuenta contra su padre o su familia.

Alejandra Huarte afirma sentirse orgullosa de su padre, entre otras cosas, por sus múltiples actividades desarrolladas en años: "obrero de la naval, sindicalista, empresario, militante del PSOE (a veces con participación más activa que otras), presidente de una ONG de solidaridad con Palestina... y cualquier otra cosa más que en ese momento llevara entre manos".