José Augusto de Vega acaba de jubilarse, dejando la presidencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, autora de la sentencia condentoria contra los miembros de la Mesa de HB, de la que Floren Aoiz aseguró que traería consecuencias "graves y directas".

"Yo no puedo entrar en el debate de lo que ha dicho o dejado de decir éste o aquél. Está en juego incluso mi vida. No puedo contestar a Floren Aoiz", dice José Augusto de Vega en una entrevista publicada hoy por "ABC".

De Vega asegura que nadie ha presionado a los magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Supremo para dictar unánimemente la sentencia condenatoria contra HB. "tra cosa es que nosotros veamos que hay presión fuera, cosa de la que uno se da cuenta perfectamente", dice. "Nadie se atreve a presionarme a mí. Nadie se atreve, ni ahora, ni antes, ni nunca".

A este ex magistrado del Supremo le alegra "cien veces" el hecho de jubilarse sin haber tenido que encargarse del caso GAL, teniendo en cuenta lo desagradable que le ha resultado juzgar casos como el de la Mesa Nacional de HB o el del Filesa. "Pero tampoco podía salir corriendo y dejar este asunto empantanado hsta dentro de cinco meses, porque habría sido escandaloso", explica.

En cuanto a las críticas que suelen recibir determinados magistrados por sus sentencias, José Augusto de Vega opina que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) debería ser "más duro y contundente en la defensa de la integridad, la decencia y la independencia de los jueces".

JUSTICIA INDEPENDIENTE

Tras asegurar que la justicia es independiente e igual para todos, De Vega reconoce que se ha sentido indefenso por las crítica que han suscitado algunas de sus sentencias, especialmente cuando han provenido de algún medio de comunicación.

"Cuando desde un medio de comunicación se ofrece una información inveraz, o se publica la opinión de un jurista que me critica sin haber leído la resolución que está criticando, o sin dejarme entrar en un debate jurídico con él (...) duele muchísimo", dice.

De Vega afirma que se jubila con la "conciencia tranquila" y con un desengaño tal que, si tuviera la oportunidad, no volvería a se juez.

"Yo sufro con todo lo que se dice y me duelen las barbaridades que se dicen", explica. "Esa regla de decir: tú eres buen juez si fallas lo que yo quiero y eres mal juez si fallas lo que no quiero, eso no puede ser, y yo constato que no he podido hacer nada para evitarlo, y me duele".