Un total de 36 ciudades participan en esta iniciativa en el país vecino, en la que se recogerán firmas para conseguir la prohibición de este armamento, que causa graves lesiones y amputaciones a muchos civiles.

Las bombas de racimo contienen en su interior otras pequeñas bombas agrupadas por decenas o centenas. Estas submuniciones se dispersan al azar, pudiendo alcanzar zonas civiles, y entre un 5% y un 30% permanecen ocultas sin explotar, lo que las hace tan peligrosas como las minas antipersonas, ya que al igual que éstas, al menor contacto explotan causando graves quemaduras, mutilaciones e incluso la muerte.

Para sus víctimas, como para las organizaciones que luchan contra ellas, no existen diferencias entre estas bombas y las minas antipersonas, son capaces de las mismas atrocidades y violan las normas del derecho internacional humanitario, que impone a los países en conflicto bélico distinguir entre objetivos civiles y militares.

Sin embargo, a diferencia de las minas antipersona, no están prohibidas, y algunos países, entre ellos Francia, siguen produciendo, utilizando y exportando estas armas, por lo que Handicap International sigue luchando para conseguir su ilegalización.

Según la organización, varios millones de estas bombas han sido lanzados durante los últimos conflictos armados de Iraq, Afganistán y Kosovo, causando miles de víctimas. De ellas, un 85% son civiles y el 23% niños.

En cada una de las localidades galas que participan en este evento, el público podrá contribuir llevando zapatos a las "pirámides de zapatos", un gesto habitual que da nombre a esta jornada y que simboliza el drama de los que han perdido la vida o sufrido amputaciones como consecuencia de estas bombas.