La operación, denominada "Maca", comenzó cuando la Guardia Civil detectó en el aeropuerto de Madrid-Barajas la llegada de 700 cajas de mangos procedentes de Perú y con destino a Barcelona.

Los agentes observaron que parte de la fruta tenía el color normal de la maduración, y otra onos más próximos a los de la recolección. Al revisar las piezas de fruta una por una, se observó que algunas de ellas eran de plástico y en su interior contenían droga.

Posteriores investigaciones condujeron a los agentes a Barcelona, donde fue detenido un ciudadano italiano de 44 años destinatario de la droga.

La cocaína intervenida habría supuesto en el mercado negro la comercialización de unas 278.000 dosis, si bien la cantidad podría haberse triplicado tras el proceso de manipulación de la doga.