Así se desprende del proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el ejercicio 2023 que se presentó este jueves en el Congreso de los Diputados.

La desviación positiva se concentra en los ingresos tributarios (11.720 millones) y, más específicamente, en el IVA, con casi 5.700 millones “por la positiva evolución del consumo y la aceleración de los precios”; en el IRPF, con unos 4.900 millones, por “el buen comportamiento del empleo y los salarios”; y en el Impuesto sobre Sociedades, que añadirá 2.000 millones por la mejora de los beneficios y el aumento de los ingresos procedentes de la declaración anual de 2021.

Los ingresos no financieros totales en 2022 ascenderán a 290.023 millones, lo que significa un aumento del 6,3% (17.105 millones) respecto a la recaudación de 2021. La previsión de cierre indica que los ingresos tributarios crecerán un 9,3% mientras que los no tributarios disminuirán un 7,2%.

“La nota predominante a lo largo de todo el año está siendo el fuerte crecimiento de los ingresos en un contexto de continuado crecimiento de la actividad y del empleo”, según se explica en el texto.

Se reconoce que “las tensiones inflacionistas, que se empezaron a notar con más intensidad en la segunda parte de 2021 y que persisten en 2022, provocan que, en términos nominales, que son los más relevantes para la evolución de los ingresos, se observen crecimientos más elevados”.