Lo primero que sostienen que hay que tener en cuenta es si la estructura de la vivienda se mantiene correctamente, ya que esta clave para la estabilidad de la vivienda. Así, destacaron que hay que prestar atención a la aparición de grietas, ya que según sus características pueden indicar ciertas patologías constructivas. En concreto, si las grietas aparecen de repente, son profundas o se ensanchan lentamente, es importante que las revise un técnico cualificado.

Otros desperfectos que, según indicaron, produce problemas estructurales son las puertas o ventanas que no encajan o tienen cristales fracturados, paredes abombadas o suelos que se inclinan levemente o se hunden.

También recomendaron prestar atención a los fallos en la instalación eléctrica. “Más allá de revisar toda la instalación eléctrica en profundidad cada cinco años, hay algunos síntomas que deben ponernos en alerta. El más evidente es la producción de sobrecargas o cortocircuitos frecuentes, pero también hay otros como enchufes ennegrecidos, sobrecarga o fatiga de materiales que crean falsos contactos, o un olor desagradable similar al pescado que indica que los cables eléctricos se recalientan”, explicaron.

Asimismo, otra señal que destacaron son las humedades y la condensación. “Aunque no todas entrañan el mismo peligro, dependiendo del tipo de humedad, pueden representar un problema por partida doble”, apuntaron.

En cuanto a las tuberías, subrayaron que la filtración de una tubería en mal estado puede causar que los azulejos se caigan. Asimismo, un atasco en la bajante puede romperla y provocar daños. “Algunos síntomas del deterioro de las instalaciones de fontanería son manchas de humedad, falta de presión del agua, desagües que no funcionan bien, y malos olores o ruidos de agua cuando no se está utilizando la instalación”, destacaron.

La insuficiente ventilación y falta de luz natural son también indicadores de que una cas ano está en buen estado. Estos problemas no solo afectan la calidad del aire interior, sino que también pueden provocar la aparición de humedad y moho, deteriorando las superficies y poniendo en riesgo la salud de los habitantes.