ESTATUTO CATALUÑA

GUERRA ALERTA DE QUE ESPAÑA AFRONTA "UN DILEMA DE CONSECUENCIAS HISTÓRICAS PARA EL FUTURO"

MADRID
SERVIMEDIA

El ex vicepresidente del Gobierno y presidente de la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados, Alfonso Guerra, considera que España afronta "un dilema de consecuencias históricas para el futuro" al reformar estatutos de autonomía.

En un artículo que publica el último número de la revista "Tiempo", bajo el título "El año 2006 y la historia", Guerra repasa los principales logros del Gobierno durante el pasado año, y los retos esenciales a los que se enfrenta el país.

Como presidente de la Comisión que debe analizar en el Congreso de los Diputados esas reformas, Guerra da por hecho que a las de la Comunidad Valenciana y Cataluña se añadirán otras, como la de Baleares o la de Galicia.

"Será un proceso en el que nos jugaremos una parte no pequeña de nuestra historia. ¿Cuál será a partir de aquí la estructura del Estado? ¿Seremos capaces de mantener el pacto del Título VIII de la Constitución forjado en 1978 con las reformas que exigían los cambios o persistiremos en el drama histórico de España del enfrentamiento y la deslealtad?", se pregunta.

Dependerá, en su opinión, "de la disposición al diálogo de las fuerzas políticas, de la superación de las posiciones de los partidos de Cataluña que amenazan cada día con retirar el proyecto de Estatuto o del partido conservador nacional, que no acaba de decidir su participación con todas las consecuencias en el debate de fondo del proyecto". "Es un dilema de consecuencias históricas de futuro para España", concluye Guerra.

La estructuración del Estado de las Autonomías es para Guerra "uno de los tres grandes asuntos que se perfilan como determinantes" en el año que comienza, junto a la conmemoración de la Guerra Civil en el setenta aniversario de su inicio, y la nueva concepción del Estado del bienestar definida por el Gobierno.

En los tres asuntos, Gobierno y oposición, partidos nacionales y autonómicos, "deberían desarrollar una política relajada, no dramática, comprensiva, con vocación de verdad y responsabilidad histórica".

De ello dependerá, concluye Guerra, que 2006 sea el año de la promoción nacional e internacional de España, o el de la entrada "en una atonía en la que destaque sólo la demagogia irresponsable y la consecuente decadencia".

(SERVIMEDIA)
02 Ene 2006
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