EL GUARDIA CIVIL QUE MATO A UN JOVEN EN VILLALBA LA NOCHE ANTES DE SU BODA DICE ANTE EL TRIBUNAL QUE EL DISPARO SE LE "ESCAPO"
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"Fue involuntario nunca encaré el arma hacia nada ni hacia nadie. A mí me sorprendió. La única intención fue intimidar", contestó al fiscal, que pide 27 años de prisión para el rocesado como responsable de un delito de asesinato.
Los hechos se remontan a la madrugada del 6 de abril de 1990, cuando del Río, destinado en Vitoria y que había viajado a Madrid para efectuar un servicio de escolta, invitó a pasar la noche en casa de sus padres a sus compañeros José Sánchez, Juan Manuel Pollo y José Luis Ramos.
Tras cambiarse de ropa, del Río dejó su arma reglamentaria y decidió llevar consigo una pistola de su propiedad "porque estoy acostumbrado a llevar un arma desde que esoy destinado en el norte".
Explicó que llegaron al local donde se produjo la tragedia alrededor de las tres y media de la madrugada y que su estado era "normal" y no se encontraba ebrio. Una de las chicas que se encontraban con el grupo de amigos del fallecido, Ester Ruiz, se le aproximó cuando estaba bailando y le cogió de la cintura, pero cuando intentó entablar una conversación con ella "no dijo nada".
Según del Río, uno de los camareros le advirtió que no se acercara a la chica porque era droadicta "y podía pillar el sida", sin embargo subrayó que la pelea se inició posteriormente, cuando se marchaban y uno de sus compañeros dijo en voz alta que Villalba era "una mierda".
El grupo de jóvenes se abalanzó entonces sobre el guardia civil y, al ver a su amigo en el suelo, "opté por desenfundar la pistola, la monté, puse un cartucho, puse el seguro y la volví a meter".
Insistió en que fue "un hecho instintivo" ante la posibilidad de una agresión y que, pese a que se identificó como guardi civil, los jóvenes le zarandearon. "Fue cuando opté por separarme del grupo, saco la pistola y justo cuando la iba a levantar se produjo el disparo mientras empezaba a caer el suelo".
El procesado, que acompañó al joven hasta el hospital de la Cruz Roja donde falleció, negó que se tragara una de las balas y arrojara el cargador de su arma para hacer desaparecer las pruebas. "Quería que me tragara la tierra, me hubiera comido hasta la pistola".
La versión del guardia civil fue ratificada por sus ompañeros y Ester Ruiz, que sólo discrepó sobre quién empezó la pelea. Ninguno de los testigos declaró haber visto cómo se produjo el disparo, salvo la joven que aseguró que el agente "disparó prácticamente a la vez que sacaba la pistola".
Los peritos no pudieron precisar con claridad la trayectoria exacta de la bala porque la autopsia no se practicó hasta varios días después, aunque estimaron que fue horizontal y el disparo se produjo a menos de un metro de distancia.
El psiquiatra consideró porsu parte que el procesado actuó de forma consciente y estaba capacitado para discernir el bien del mal y cuando obra como guardia civil y como un ciudadano.
(SERVIMEDIA)
17 Nov 1992
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