Esta primera partida constaba de material falsificado de primeras marcas, como Nike, Adidas, Breill, Rolex, Gucci o Bulgary, entre otras.

La investigación comenzó en el año 2002, cuando agentes del Grupo de Policía Judicial del aeropuerto madrileño detectaron la llegada a la capital de varias partidas de relojes susceptibles de ser falsificados, procedentes de Taiwán y Hong Kong, a través de Moscú.

A principios de verano de 2003, se localizaba en Madrid la nave en la que se ocultaban los relojes, ubicada en Arganda del Rey, desde la que salían pequeñas partidas hacia la costa del sol y el levante español. Se intervinieron ocho toneladas de material y se detuvo a los receptadores y distribuidores de la mercancía.