Francisco Javier Carmona Monge, el novio, ha denunciado los hechos en una carta al director que publica hoy el diario "El País". Según su versión, los afectados se encontraban "charlando tranquilamente" hacia las nueve y media de la noche del citado día, estando el novio sentado en una butaca y su novia en sus rodillas, sin que mediara entre ellos más que palabras, según el denunciante.

No obstante, la escena no debió de ser del agrao de dos guardas jurados que se dirigieron hacia ellos recriminándoles por mantener dicha posición y obligándoles a separarse, de tal modo que el novio ocupara una butaca y la novia otra distinta.

Un portavoz de la compañía ferroviara Renfe, que tuvo conocimiento hoy del suceso, señaló a Servimedia que "el objetivo de los guardas de seguridad en cualquier estación es garantizar que haya una sensación de seguridad entre los viajeros, pero además que haya un ambiente de respeto entre los viajeros".

Aunque no se han aclarado las circunstancias oficiales del suceso, respecto a si los novios hacían algo más que hablar, como el intercambio de ósculos, el portavoz consultado aseveró que "en un sitio público, todos tenemos una serie de derechos pero a la gente le pueden molestar determinadas actitudes".