Varela, que presentó hoy en Madrid la publicación "Del pn tradicional al pan de molde", explicó que al pan industrial se le añade como término medio 5,2 gramos de grasa por 100 gramos de pan. La procedencia de estas grasas (vegetal, hidrogenada o animal) incrementa su valor energético y aporta ácidos grasos saturados.

El experto en Nutrición pidió a los industriales que cuiden las grasas que incorporan a la preparación de este alimento, cada día más utilizado por las cualidades que presenta. "Es más palatable, más blando y menos perecedero, conservándose e buen estado durante más tiempo".

La 'europeización' del régimen alimenticio español ha hecho que en los últimos años se haya roto el equilibrio ideal de la dieta mediterránea propia de España (60% de hidratos de carbono, 10% de proteinas y 30% de grasas), descendiendo la ingestión de cereales y pan, y aumentando el consumo de proteínas y de grasas.

HABITOS URBANOS

La distribución geográfica del consumo de pan está influenciada por los hábitos urbanos. En 1991, el consumo de pan fue mayor en Gaicia (196 gramos), Murcia (196 g.), Castilla-La Mancha (183 g.) y Andalucía (181 g.); mientras que fue mucho menor en Canarias (114 g.), País Vasco (133 g.), Cantabria (133 g.) y Madrid y La Rioja (140 g.)

Para el profesor Varela, el menor consumo de pan está fundado en la creencia equivocada de que engorda "porque es un alimento con valor o rendimiento calórico relativamente bajo, aproximadamente 2,50 kilocalorías por gramo, cuando las patatas fritas tienen 4,53 kilocalorías por gramo o el chorizo co 3,64".

Además, otros factores que han influido son la falta de oferta de una amplia variedad de pan y la "palatabilidad" del producto básico, que gusta y no sacia en término medio a todos los españoles.