Según explicó a Servimedia el responsable de energía nuclear de la organización en España, Carlos Bravo, la vida útil media de las centrales nucleares que se han cerrado ya en el mundo desde que la industria nuclear inició su actividad se establece en 22 años, por lo que "sería una auténtica locura prolongar la vida de las centrales españolas", puesto que, "cuanto más se alarga la vida de una central que ya ha sobrepasado su periodo de vida media técnica, más probabilidades hay de sufrir un accidente".

En este sentido, Bravo insistió en lo "absurdo" de la propuesta gubernamental, ya que "ni la legislación vigente establece un periodo de vida útil determinado" porque "no se puede fijar". "Los problemas aparecen a veces independientemente de la edad", añadió.

Sobre la idea del Ejecutivo de ligar la ampliación de la vida de las centrales nucleares españolas a una inversión en innovación tecnológica y seguridad para el correcto uso de los residuos, el responsable de Greenpeace respondió que "es imposible solucionar estos problemas con este tipo de inversiones porque hay materiales que están tan corroídos que son irreparables". "La única solución en este caso sería cerrar la central", concluyó.