La organización ecologista denunció, en un comunicado, lo que ellos consideran "ocultismo político" en torno a las centrales nucleares de toda Europa, así como los continuos accidentes. En este sentido, Greenpeace, puso como ejemplo el reciente incidente de la central de Ascó, como "un claro ejemplo de la falta de preocupación que hay por la seguridad".

"La energía nuclear, además de peligrosa y sucia, ha demostrado no ser competitiva", destaca la ONG, ya que su aportación eléctrica supone menos del 1,3% de la producción total.

A juicio de Carlos Bravo, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace, "los propietarios de centrales nucleares tratan de maximizar beneficios a costa de reducir los márgenes de seguridad, lo que aumenta el riesgo de sufrir un accidente grave".

Según la organización, el Gobierno socialista de Zapatero debe cumplir su compromiso de cerrar las centrales nucleares de forma progresiva y sustituir su aportación energética por "energías limpias, seguras y menos costosas", como aseguró en su programa electoral de las Elecciones Generales 2008.